Con todo el jaleo montado con los comisionistas en la contratación pública, los públicos (políticos), principalmente, he estado rumiando sobre las declaraciones de los implicados o salpicados sobre las acusaciones hacia ellos vertidas y los argumentos esgrimidos contra estas y poner cuatro líneas por aquí.
Uno de ellos, el principal o, quizás, el único ha sido el de la impecabilidad en la tramitación de los contratos. Mi primera reacción fue una media sonrisa recordando mis inicios en el "gremio" (que poco me gusta esta palabra) de la contratación pública, como un simple auxiliar administrativo.
No sé si esa palabra, la impecabilidad, tiene el mismo significado para quien la pronunció y para mí, pero me temo que no. Eso me hizo echar la vista a diez, doce años atrás.