miércoles, 17 de febrero de 2021

Disfuncionalidad organizativa.

Sinceramente, yo no tengo ni idea de organizaciones, ni de como organizarlas. A lo sumo, lo que tengo son ojos y tiempo para observar cosas de como estamos en casa.

No hablo ya de la ausencia de flexibilidad de la organización para la redistribución del personal para asumir picos de actividad de las diferentes partes, sino de una organización disfuncional para dotar a ciertas ramas de suficiente ¿músculo? para que el responsable no se crea que no tiene la importancia que se autoasigna.

Como decía, en casa hay servicios que bajo un epíteto se diluyen sus funciones, creando a la vez unas rigidezas internas que se solidifican bajo el sacrosanto mantra del "eso no está en las funciones de mi puesto".

Prisioneros de la relación de puestos de trabajo y su legendario rigor mortis. Solo la voluntad y un ápice de solidaridad que aflora entre algunos compañeros, hace que se pueda atisbar una sombra de grieta en ese sagrado dogma.

Cierto es que esas rigideces se fortalecen con las relaciones interpersonales entre los miembros de los servicios o intraservicio directamente.

Volviendo, de divagar, a la disfuncionalidad, advertir que en el caso que vivo existen ciertos aspectos de alcance general que tendrían más sentido si se incluyesen dentro de un servicio que presta servicios a la totalidad de la organización. Claro, que eso supondria que un servicio de por sí reducido quedase complétamente jibarizado, reducido a una presencia simbólica.

Luego está el mezclar competencias poco o nada relacionadas, en un mismo servicio. El motivo, supongo que ha de ser el mismo que el expuesto anteriormente, que el servicio tenga músculo y presencialidad para no parecer ese hijo segundón de familia bien que tiene que acabar de cura (en el siglo XVIII y XIX) o de enchufado en una fundación ad hoc para que no tenga complejo de inferioridad.

Tema a parte sería la capacitación de los titulares para la gestión del grupo y dotarle a éste, dentro de una lógica, una flexibilidad que permitiese cubrir aquellos desajustes temporales causados por lógicas internas o externas del devenir diario.

¿El problema de fondo? Creo que es el de siempre, egos y envidias mal entendidas. A parte de incapacidades manifiestas derivadas del sistema de provisión de puestos de trabajo. Y el siempre presente inmovilismo, ya que el cambio supone un esfuerzo que cuesta asumir. El cambio es lo que tiene que hay que trabajar de otra manera y asumir el esfuerzo para realizarlo.

Y la desmotivación de quién quiere hacerlo y no le dejan, que tiene consecuencias nefastas para la organización. El que se quema, se va.