jueves, 5 de mayo de 2022

Acumulemos, que nunca está de más.

Esto se está convirtiendo en mi muro de las lamentaciones particular, el lugar donde vengo a vertir mis lágrimas, ya que mis ruegos se pierden en el eco de la inmesidad burocrática.
Hoy le toca a la Intervención. Creo que ya he repartido a todo el mundo, empezando por mí mismo. O igual me queda la Asesoría Jurídica, debería releer (cosa que no hago para no morir de vergüenza).
Ahora que he sacado a colación a la Asesoría, es curioso el mundo del control previo de la contratación, cómo se posiciona cada uno de los órganos de control ante la documentación presentada y cómo se expresan en campos que le deberían ser ajenos.
Entiendo que el papel de dichos órganos sea el de control sobre aquellas cuestiones básicas: que no uses el procedimiento que no toca, que no te gastes el dinero que no tienes o que has presupuestado para otra cosa, que no hagas un pliego que parezca tener marcado a fuego un NIF determinado. Vamos que seas legal y que no te gastes lo que no tienes.
El problema llega cuando entran a analizar como se ha de explicitar el servicio, principalmente el problema se encuentra en los contratos de servicios, como si su punto de vista fuese infalible y esté rozando el dogma.
Este es el caso del último expediente que ha pasado por manos de la Intervención y que ha caído en nuestras manos un informe que nos conmina a rehacer el servicio casi de arriba a abajo.
Creo que he tomado una tangente y me estoy desviando de lo que tenía previsto explicar. Pero que muy desviado, tanto que ni lo he expuesto en el párrafo introductorio.
Retomando la senda prevista, la cuestión es que una vez rehecha la documentación (pliegos e informe) y puesta en conocimiento de la Intervención, esta se descuelga con un par de demandas: que visto el calado de los cambios, la Asesoría vuelva a revisar la documentación, cosa que tiene su lógica; y, que una vez se haya pronunciado ésta, les sea trasmitida la documentación, la que ya tienen más el posicionamiento de la Asesoria respecto a los cambios junto con un escrito en el que, deduzco (la comunicación se hizo mediante un breve mensaje en una de estas aplicaciones de trabajo compartido que tan imprescindibles se han hecho con el teletrabajo), nos solicitaba que les hagamos visibles los cambios realizados en la documentación. 
Es aquí donde toma sentido el título del post. Acumulemos, otro documento más, con un contenido de poca utilidad. Parece que todavía estamos en la querencia de ir acumulando papeles, antes en formato celulosa, ahora en formato digital. Parece como si no tuvieses suficiente con revisar la documentación que me has pedido cambiar, sino que parece que les hayas de marcar qué has añadido en cada documento.
Creo que el sentido común aconseja la relectura de la documentación y que tú determines si cumple con lo que informaste previamente. Si vas a tener que estampar tu firma en un informe, no sé para qué quieres otro escrito que ha surgido de la más profunda de las desorientaciones.
Esto no deja de ser una pataleta ante una situación determinada, pero el fondo de todo es que no nos hemos deshecho de aquel querer muchos informes, muchos documentos y muchos papeles en los que se repitan explicaciones en muchos documentos, como si la reiteración fuese sustento y fundamento de las argumentaciones.
Es aquello de lo quiero como yo digo, pero no te digo como lo quiero, intenta adivinarlo.