martes, 12 de agosto de 2008

¿Igualdad?¿Coherencia?

En los últimos tiempos, es un puntal dentro de las políticas públicas la promoción de la igualdad de oportunidades.
Esta promoción de la igualdad ya es desigual de por sí, por lo menos allí donde yo habito. Hay más oportunidades para la igualdad para la mujer que para aquel que tiene riesgo de exclusión social, bueno, el que tiene riesgo y al que se excluye.
Tenemos la palabra igualdad. El peso de este vocablo es inmenso, tanto en ámbitos reducidos como por extensión. Y si lleva de apellido oportunidades, el peso puede ser todavía mayor.
Es curioso como actúan algunos que se responsabilizan de la igualdad de los desiguales y como promover actuaciones para que lo desigual lo sea menos.
Volviendo sobre el concepto de igualdad de oportunidades, quien gestiona lo público lo hace de un modo singular. Un botón: supongamos que para publicitar a aquellas empresas que tienen un objetivo integrador (hacer productivo, pero queda feo) de los que excluímos o por lo menos miramos de otra manera: discapacitados, inmigrantes, sin techo, transeuntes, extoxicómanos (o en proceso de rehabilitación), exconvictos, prostitutas..., se decide realizar un inventario y editarlo. Hasta aquí, todo bien, es una buena idea hacer visible a sociedades, instituciones y entidades que pretenden dar valor social a los marginados. Pero en ese momento la igualdad de oportunidades y la promoción de estas entidades se salta por aquel gestor de lo público que decide que sea una empresa de las de verdad, la que edite un directorio, una guia, un inventario de estas empresas.
Alguien podría pensar, tampoco es tan grave. No, no lo es, no desaparecerán injusticias, ni se acabará con la marginalidad, pero si gran cantidad de esas empresas se dedican a las artes gráficas, ¿no parece una falta de delicadeza? ¿No hay mejor manera que predicar con el ejemplo?
Bueno, ya lo dice el refrán: en casa del herrero...

lunes, 11 de agosto de 2008

Una idea.

Llevaba tiempo con el runrún de explicar, anónimamente, detalles, experiencias, anéctodtas que se dan en el día a día de una administración pública.
Anónimamente por no poner en un compromiso a nadie, tampoco hay la intención de poner en evidencia a nadie con nombre y apellidos, ni a la administración ni al funcionario.
Puede ser un tirar piedras sobre tu propio tejado, alimentando a los que "odian/envidian" a aquellos que gozan del privilegio de ser un trabajador público (nada de chistes fáciles, que es demasiado obvio).
No hay más pretensión que dejar constancia que a pesar de todo, las cosas funcionan, aunque sea sorprendente como.
Para quien vea una oportunidad de destripar a la res pública, que no se haga ilusiones, mucha de la desgracia de lo público viene de la negligencia de lo privado.

Espero, sinceramente, tener tiempo y cosas que explicar. En principio, el tema y los protagonistas dan para eso y más.