jueves, 26 de septiembre de 2013

Nueve meses.

En ningún caso es una relación a un parto, es lo que llevamos de año y aprovecho para hacer un pequeño balance de lo que ha sido la contratación allá donde trabajo.
Aunque no es un parto, este tiempo no ha estado exento de dificultades, precauciones y sustos que conlleva la gestación de un niño.
Primero voy a realizar un pequeño resumen de la actividad contractual de mi administración, un pequeño organismo autónomo y de como han ido las cosas, sin nombres, ni apellidos, intentando quedar difuminado en el océano digital, pero dejando impronta de la desazón que provoca la realidad y viendo el horizonte (digital) que ya va asomando.

jueves, 4 de julio de 2013

Los clanes generacionales

Ya me gustaría escribir sobre algo positivo, motivador, esperanzador sobre el organismo en el que trabajo, pero es casi imposible.
Como observador pasivo, me acabo de encontrar con otro obstáculo que evita el progreso y que avancemos hacia una administración más moderna, apoyada en las tecnologías de la información (de forma inteligente y no por saturación) y que facilite la gestión de los procesos y procedimientos. Igual no es un nuevo obstáculo y es una nueva definición de la resistencia al cambio, pero que incluye un carácter generacional y reduccionista.

martes, 4 de junio de 2013

Conciencias transparentes.

A vueltas con la transparencia, cuestión que está de moda, en el candelero, puesto que está en marcha un texto legislativo para intentar arrojar un poco de luz sobre los subsótanos de la administración, y muy especialmente, en la contratación pública.
En mi caso, la transparencia llega en forma de una sesión informativa de mi administración, en la que se nos convoca para una explicación sobre cambios efectuados en la aplicación para la introducción de la información requerida por el registro público de contratos. 
La relación entre transparencia y el registro es que este ha sido elegido el instrumento, por parte del gobierno, mediante un organismo ad hoc de control de la contratación pública dependiente directamente del presidente.
La introducción de la sesión la realiza la cabeza visible de este organismo y en toda la locución, la palabra transparencia recorre el salón de actos como una arenga antes de saltar de la trinchera, bayoneta calada, hacia el fragor de la batalla.
Mi reacción, casi me da un ataque de risa. No por el loable esfuerzo de intentar ser transparente, si no por el medio utilizado para materializar esa transparencia: el registro público de contratos.

martes, 7 de mayo de 2013

Ancla de papel.

No sé, exactamente, que está sucediendo, pero en lo tocante a las TIC en mi administración, pero todo es muy raro.
La nueva estructura que concentra la asistencia en remoto, dejando un técnico de guardia, por si hay que poner o quitar algún equipo, y concentra las solicitudes de ayuda, no es la forma más ágil de gestionar todo lo relacionado con las TIC. Quizás, también era exagerado el número de técnicos que existían, pero ni tanto, ni tan calvo.
Pues para rematarlo, está el tema del parón de la gestión electrónica de los contratos, que afecta, supongo a la contratación electrónica.
El motivo, pues el más habitual de estos años, la disponibilidad presupuestaria, que hace que el despliegue previsto de la herramienta para poder realizar el paso de la administración de papel a la electrónica, se retrase sine die.
No sé el motivo real, puesto que el presupuestario me parece bastante peregrino, ya que se ha licitado últimamente toda la gestión TIC y había lotes para dar y repartir, pero parece que no se ha pensado en el desarrollo y extensión del gestor corporativo existente para las consejerías, al resto de sector público.
Yo presumo que es un tema de costumbres y de opacidad, con el ancla del papel, todo es más estable, está más controlado y, siempre, se puede echar un paso atrás.
Eso sí, como ha habido cambio de proveedor de telefonía móvil, pues renovación completa del parque telefónico, en lugar, yo que sé, de prever una cláusula que obligue a la liberación de dispositivos para ser utilizados ante un posible cambio de operador. A lo que hay que añadir, que se rumorea, una renovación de los equipos informáticos y de telefonía IP, como si esto fuese gratis.

viernes, 19 de abril de 2013

Un poco de literatura. Londres, años 60.

Bueno, aunque mayoritariamente en el blog me dedico a plasmar la penitencia que supone la contratación pública, hoy voy a hacer un paréntisis y voy a comentar un libro que acabo de leer.
El libro es Delitos a largo plazo (The long firm es el título original) de Jake Arnott.
En un artículo de prensa leí que Sherlock Holmes ya no estaba de moda. La frase hacía referencia a dos de los últimos autores que ocupan el primer plano en la novela negra inglesa, David Peace y Jake Arnott.
Del primero ya he reseñado su tetralogía Red Riding Quartet, simplemente brutal.
De Arnott acabo de terminar el primero de su trilogía. He de decir que no me ha decepcionado en absoluto.
El libro trata sobre los acontecimientos que rodean la vida de Harry Starks en los años 60, en Londres, entre el Soho y el West End.

lunes, 11 de marzo de 2013

Incompetencia, indecisión. Imprevisión, improvisación.

Ya sabemos de las dificultades que tiene la administración pública para reaccionar ante situaciones inesperadas provocadas por un hecho puntual y, cuando estas tienen incidencia sobre la contratación pública, como la ley supone mucho más un lastre que una ayuda.
La imprevisión es un lastre para la administración, que como ya he dicho se acentúa con una legislación restrictiva para afrontrar situaciones que no se vislumbraban. Del hecho de la imprevisión acabamos en el mal de la improvisación.
Entrando en el tema de la improvisación como mal de la administración, mal endémico de consecuencias catastróficas, sobre todo para las arcas pública, aunque no tanto para los bolsillos privados.
La improvisación surgida de la impresivión involuntaria, que la podríamos definir como aquella que no hay manera de intuir y que llega por una concatenación de sucesos, de diversa índole, que no podemos controlar, es disculpable, puesto que la inmediatez de algunos hechos, hace que esta sea la única manera de gestionar los acontecimientos y dar respuesta a un problema sobrevenido. El problema con esta improvisación es la indecisión, pero disculpable ante la imprevisión del hecho. Esta indecisión debida a la incapacidad de la persona que debe tomar la decisión, es la que puede provocar que el problema sea mayor de lo que es.

miércoles, 23 de enero de 2013

Omertà administrativa

Los últimos acontecimientos habidos en la administración en la que trabajo, me han llevado a acuñar este término, derivado de una actitud muy extendida en la Administración pública, el silencio.
No tiene nada que ver con la forma jurídica del silencio administrativo, que da o quita, según la conveniencia de la propia administración, sino a la costumbre de callar y guardar como oro en paño, como el tesoro de los incas, la información, que el mínimo sentido común, haría que fluyese como el Orinoco al Atlántico. Pues no, esta se queda atascada en las presa de las Tres Gargantas, estancada hasta que se libera por pura necesidad.