viernes, 19 de abril de 2013

Un poco de literatura. Londres, años 60.

Bueno, aunque mayoritariamente en el blog me dedico a plasmar la penitencia que supone la contratación pública, hoy voy a hacer un paréntisis y voy a comentar un libro que acabo de leer.
El libro es Delitos a largo plazo (The long firm es el título original) de Jake Arnott.
En un artículo de prensa leí que Sherlock Holmes ya no estaba de moda. La frase hacía referencia a dos de los últimos autores que ocupan el primer plano en la novela negra inglesa, David Peace y Jake Arnott.
Del primero ya he reseñado su tetralogía Red Riding Quartet, simplemente brutal.
De Arnott acabo de terminar el primero de su trilogía. He de decir que no me ha decepcionado en absoluto.
El libro trata sobre los acontecimientos que rodean la vida de Harry Starks en los años 60, en Londres, entre el Soho y el West End.


Harry Starks es un brutal mafioso homosexual, lo cual parece de lo más soprendente, sobre todo en lo que se refiere a los tópicos que acostumbramos a utilizar a la hora de definir a las personas. Casi nadie concebiría una relación entre tendencia sexual y crimen, pero es ese simplismo el que nos hace pensar en lo evidente, la violencia es una cuestión del individuo, en tanto reacción a un entorno más que ser inherente a la condición sexual de cada uno.
Bueno, volviendo al tema. A parte de la puntualización anterior, la historia del protagonista no la narra el, ni en primera ni en tercera persona, ni hay un narrador, la originalidad (supongo que alguien ya habrá utilzado el recurso y tendrá su propia definición) está en que la historia está dividida en cinco partes que tiene un narrador cada una. Narradores que están vinculados, casi soyuzgados al protagonista de la historia. Harry es el nexo, el hilo conductor, el protagonista de toda la lectura, pero comparte este protagonista con cada uno de los narradores.
Los narradores son de lo más variopintos: una joven venido del norte que flirtea con la prostitución y que acaba como protegido de Harry, pero que acaba atrapado en la red de sus negocios; un político conservador, acabado de ser nombrado lord, que vive en una mentira y que cae, igualmente, en manos de Harry; un matón en caída libre, adicto a las anfetaminas; una actriz de segunda, que ha tenido que hacer papeles "extras" para seguir más o menos en activo, pero que acaba como testaferro de Harry en su expansión por todos los negocios que se encuentran más allá de la ley; y por último, un profesor de sociología, que queda prendado por su personalidad y su notoriedad pública, que le provoca sacudidas constantes sobre sus teorías científicas y sus vivencias personales.
El libro es un viaje por el oscuro Londres de los 60, en los que se mezclan mafiosos, famosos de segunda, políticos de caída, matones, policías corruptos. El Londres donde se empieza a atisbar la introducción de los estupefacientes, sobre todo drogas químicas (anfetaminas, LSD...), el Londres en el que se intuye el nacimiento de los skin heads con tendencias filonazis. El Londres en el que empieza el negocio de la pornografía, perseguida y castigada, pero que a la vez es una fuente sustancial de dinero, tanto para Harry, como para determinados policías a los que hay que contentar para que el negocio funcione.
Harry es un manipulador nato, que utiliza la tortura como medio de silencio, no de confesión. Pero es una bomba de relojería, debido a sus problemas psicológicos, que le han provocado más de una depresión y fuertes ataques, por los que es conocido como Harry el Loco. Todos los narradores, definen esos períodos, como épocas negras, en las que estar cerca de él, supone algo más que un riesgo cierto.
Ha sido una lectura rápida, variada, con un capítulo final, el del sociólogo, que en ciertos momentos podría pasar como un libro de texto de sociología, lo que denota un gran conocimiento del tema, gran verstilidad a la hora del uso de los lenguajes (coloquial, estandar, científico...) y, supongo, que un gran espíritu y disciplina de trabajo.
Acabaré la trilogía, eso seguro. De hecho, hay un avance del segundo libro, al final de éste.

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