jueves, 8 de septiembre de 2011

Hipocresía de la prensa rosa deportiva.

A vueltas con el tema del reparto de los derechos de explotación de las retransmisiones de los partidos de fútbol, todo el mundo señala a los dos caciques del fútbol como los responsables y culpables de todos los males del resto de mortales. Culpa la tienen, como todos los poderosos sobre las injusticias en el mundo, pero conviene reflexionar sobre un par de cuestiones.
La primera es que sin los dos monstruos y la guerra abierta alimentada desde tiempos inmemorables por las prensas que les rinden tributo a cada lado del puente aéreo, esta liga sería algo similar a la francesa, la polaca o la turcochipriota. Sobreviviría a duras penas y se arrastraría salvo contadas excepciones, en las que generaciones de futbolistas la sacarían del pozo.
La segunda, y no menos importante, es ver cuando se engendró y cómo el sistema de reparto de derechos.  La llegada de las TV privadas y el modelo de negocio de pago que estableció C+ al aterrizar en España son la génesis del problema.
Como dar un partido de fútbol suponía una importante generación de ingresos para las TV, vía publicidad, vía abonados, se inició una guerra entre medios de comunicación, que fueron a comprar voluntades a los clubs, que se postraron y regalaron sus posaderas al que les ofreciese la limosna más grande. Esto sucedía a la par que en Inglaterra, empezaba su singladura la Premier League, vamos cuando empezaron a ponerles a las camisetas el nombre del jugador con su dorsal perenne (La llegada de Klinsmann a los Spurs, provocó que se agotasen las N para las camisetas, una anécdota).
Entonces, los que ahora son portavoces de los clubs que se sienten marginados por el reparto, intrigaban para conseguir el máximo de clubs a su recero para poder trapichear con los derechos y sacarse un pingüe beneficio. Pero ahora esto lo callan y sacan tablas comparativas de otras ligas, el egoísmo de los grandes...
Vamos lo de siempre, lo de vigas y pagas en los ojos.

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